Alexandra David-Neel fue una conocida antropóloga, además de escritora, cantante de ópera, orientalista, difusora del budismo…, pero, sobre todo, destacó por su incansable búsqueda de conocimiento. Su verdadero nombre era Louise Eugénie Alexandrine Marie David y había nacido en Francia, en la región de París, en el seno de una familia burguesa acomodada. Su padre era un librepensador que influyó poderosamente en su formación; su madre, de origen escandinavo, era una ferviente católica. Desde niña se sintió atraída por la aventura y por el deseo de explorar los lugares que aparecían en sus libros; llegó a escaparse de su casa en varias ocasiones. Aunque los datos oficiales fijan su hora de nacimiento a las cinco de la mañana, si progresamos la carta teniendo en cuenta los acontecimientos más significativos de su vida, todo parece indicar que había nacido algo antes, aproximadamente a las 4:45.
Los planetas de esta carta se encuentran diseminados alrededor de toda la rueda zodiacal, aproximándose al modelo salpicado, que perfila el carácter de una mujer polifacética con múltiples inquietudes; cultivó aficiones muy dispares y destacó en distintos ámbitos. Los planetas que más cerca se encuentran entre sí son Júpiter y Neptuno, que forman la única conjunción de la carta, aunque con un orbe bastante amplio. Esta conjunción se vincula con el interés por temas espirituales y con experiencias místicas. El salpicado forma parte de los modelos tripolares que cuentan en su base con un gran trígono, con todo su potencial creativo. En este caso, se trata de un gran trígono de fuego, cuya activación inclina a la acción y al movimiento incesante; en esta mujer se materializó en una sed de aventura. La figura forma parte, a su vez, de una cometa que la dota de dirección. Una persona con este patrón planetario puede llegar a representar el prototipo de ser humano universal, capaz de alcanzar una compresión global de la existencia que va más allá los límites del conocimiento meramente racional, con aptitudes para encontrar el orden dentro del caos. Su espíritu aventurero y sus ansias de saber la motivaron siempre a adentrarse en una búsqueda del conocimiento trascendental de la existencia.
En 1904 se casó con Philippe Neel, del que toma su apellido, pero en 1911, con 43 años, sufre una crisis espiritual y se da cuenta de que no está hecha para el matrimonio. Este momento marcará una nueva etapa de su vida. El 9 de agosto de 1911 emprende un viaje que, en principio, iba a durar 18 meses, pero no regresa hasta pasados 14 años. Por direcciones de arco solar, Urano hace sextil con el Sol y Venus una conjunción; a su vez, Saturno hace un trígono a Venus, regente de la carta.
Por direcciones primarias, Venus está en conjunción con Marte y Plutón con Júpiter.

La casa IX en el signo de Géminis que orienta al movimiento y a una curiosidad por las civilizaciones lejanas, así como a un anhelo de conocimiento. Alexandra dedicó buena parte vida al estudio de otras culturas y religiones, realizando grandes viajes. Aprendió sánscrito y tibetano para ir directamente a las fuentes de saber. En sus largas estancias en el Tíbet, fue adquiriendo la sabiduría de los lamas budistas. Mercurio, regente de esta casa, está en Escorpio, el signo de la habilidad creativa, en el que manifiesta una gran capacidad perceptiva, facultad que se intensifica aún más al encontrarse estacionario. Cuando el planeta del intelecto detiene su movimiento, muestra una inusual disposición para centrar su energía en una actividad. En su caso, Alexandra profundizó en el mundo de lo espiritual a través de la meditación y del autoconocimiento. Era consciente del poder de la mente y de cómo, podía entrar en un estado expandido de la conciencia por medio de la meditación. Mercurio se encuentra en trígono con Urano, ella llegó a aprender técnicas budistas que solo están al alcance de unos pocos iniciados. Al convertirse en lama, los monjes budistas del monasterio de Kumbun la llamaron «Lámpara de sabiduría» por todo el conocimiento que llegó a adquirir. Alexandra describe así su estancia en el monasterio: «Viví en una caverna a 4.000 metros de altitud, medité, conocí la verdadera naturaleza de los elementos y me hice yogui».
Este Mercurio occidental al Sol junto a la Luna lenta conforman una química mental pausada, reflexiva, que favorece la meditación. Está en sextil con Venus, planeta del que es dispositor, Alexandra tenía una excelente voz y dotes para la lírica; en su juventud fue primera soprano en la ópera de Hanoi.
Venus, regente de su carta, se va a casa XII, la casa de la reclusión y el confinamiento, Ya hemos visto cómo su carácter aventurero la llevó a un autoconocimiento dentro de espacios de reclusión como son lo monasterios budistas. Allí pasó parte de su vida dedicada al estudio y a la práctica del budismo.
El símbolo sabiano del grado que ocupa Venus, 18º de Virgo, es «Una tabla güija». La güija es un tablero con letras y números que se utiliza para conectar con otra dimensión. El símbolo remite a una práctica en la que la intuición y el sexto sentido cobran protagonismo. Hace referencia a un potencial para captar lo que está oculto y descifrar el mensaje. La clave se halla en la facultad para discernir el mensaje cifrado y en la agudeza para desentrañar la verdad velada. En sentido negativo, advierte del resto, de dejarse llevar por las supersticiones.
El aspecto dinámico más exacto de su carta es la cuadratura entre Neptuno y Urano que constituye el foco dinámico de su personalidad y, por tanto, su principal desafío vital. Neptuno se encuentra en Aries, el signo de la aspiración, que lo provee de un temperamento o carácter pionero. Alexandra se entregó a la vivencia espiritual y al estudio de las fuentes de lo sagrado. De esta forma, llegó a ser la primera mujer occidental que se convirtió en lama, algo verdaderamente singular. Urano junto al Medio Cielo es el planeta más elevado de su carta, una individualidad que se manifiesta en el ámbito de lo público, rompiendo paradigmas y convenciones sociales. Desde su juventud, se enfrentó al paradigma imperante en su época. A los 21 años publicó su primer libro, en el que plasmó sus ideas anarquistas y feministas. Era una mujer valiente que no temió saltarse las reglas establecidas, como la prohibición de entrar en la ciudad prohibida de Lhasa, hazaña que logró disfrazada de mendiga. Urano se encuentra en el punto medio entre Venus y Plutón con los que forma un pequeño triángulo. Alexandra vivió experiencias verdaderamente sorprendentes, algunas de ellas sobrenaturales, relacionadas con la práctica del budismo.
El símbolo sabiano del grado que ocupa Urano, 18º de Cáncer, es «Una gallina escarbando para dar alimento a sus polluelos». El signo alude al hecho de estar a la altura de la exigencia que supone dar sustento a los que dependen de uno, de que el mayor o el más fuerte atienda al más joven o al que carezca de recursos. No solo se refiere al sustento material, sino también al espiritual. Se trata de pensar más allá de uno mismo. La palabra clave es provisión. Un lama es una autoridad en la doctrina budista, un maestro espiritual capaz de guiar a otros en el camino hacia la iluminación, algo a lo que ella dedicaría el resto de su vida junto al joven lama que la acompañó en su periplo y al que adoptó como hijo.
Las dos únicas oposiciones de la carta se dan en signos fijos, esto indica que su disposición natural la inclinará a buscar sustento en sus propios ideales y valores. Esta mujer una férrea voluntad para luchar por aquello que quería hasta conseguirlo. Alexandra poseía un gran coraje para enfrentarse a los desafíos de la aventura. Al fuego de su carta, se suma la recepción mutua entre el Sol y Marte, que contribuye a su arrojo y determinación.
El símbolo sabiano del Sol corresponde al 2º de Escorpio, cuya imagen es «Un frasco de perfume roto que libera la fragancia». Este símbolo remite a la huella indeleble que una persona puede dejar en los demás. Cuando algo se rompe no hay vuelta atrás, pero su esencia, como el recuerdo, perdura en el tiempo impregnando el ambiente con su aroma. Se trata, por así expresarlo, de un legado que contribuye a la inmortalidad. Con sus enseñanzas, Alexandra logró cambiar la percepción que en Occidente se tenía del Tibet y del budismo, y sus escritos y enseñanzas despertaron el interés por el estudio de esta cultura. El perfume posee un gran poder evocador.
Su tenacidad la llevó a realizar a pie el viaje a la ciudad prohibida de Lhasa. Un trayecto que esperaba completar en tres meses se convirtió en una aventura de tres años, en la que se tuvo que enfrentar a todo tipo de peligros: fieras, bandidos, funcionarios corruptos, temperaturas extremas, etc. Llegó a Lhasa el 24 febrero de 1924.
Por tránsitos, Plutón estaba junto al Medio Cielo y Urano hacía oposición a Venus y Júpiter una cuadratura; Saturno por su parte estaba en conjunción con el Sol.
Por direcciones de arco solar, Plutón estaba conjunto al Medio Cielo.
Por direcciones primarias, el Sol estaba en conjunción con Venus y en sextil con Urano.

Plutón está en la casa de la expresión espiritual, en trígono con Venus, su dispositora. En ella había un claro interés por indagar en asuntos relacionados con la muerte y la transformación, penetrando en lo más profundo del conocimiento; busca dejar su huella en el mundo a través de su propia transformación. La energía plutoniana se expande al hallarse en paralelo de declinación con Júpiter. El planeta se encuentra en grado avatar, muy cerca de la mitad del signo fijo de Tauro, una zona de especial concentración de energía relacionada con el poder. Su manera de impactar en el mundo es a través de su propia transformación, que dio como fruto la publicación de más de una treintena de libros y en múltiples conferencias que influyeron en personajes tan conocidos como los escritores Jack Kerouac y Allen Ginsberg, el filósofo Alan Watts o el esoterista Benjamin Creme.
La carta cuenta con varias figuras de aspectos, lo que da una idea del potencial de energía, que encierra, ya que cada vez que se activa uno de los planetas que la integran, toda su fuerza se pone en funcionamiento. La Luna, regente del Medio Cielo, su imagen pública, forma parte de dos de esas figuras: la cometa y la cruz cósmica, lo que la convierte en planeta focal. La oposición entre Marte y la Luna, cruza la cometa de lado a lado de la carta, indicando su rumbo. Este aspecto conecta la casa X, desde la que parte la energía, con la casa IV el lugar más íntimo de la carta. Tras sus aventuras, Alexandra volvió a Francia, su hogar, desde donde comenzó su particular difusión del budismo.
El símbolo sabiano del grado que ocupa la Luna es el 10º de Acuario: «Una popularidad efímera». Esta imagen nos remite a la fugacidad del éxito y a la necesidad de buscar la estabilidad al margen de la fama. Hay que guardarse de hacer las cosas solo para contentar a los otros. Lo importante es actuar con la misma integridad y coraje, tanto si se está en la cima como si no. El estímulo no solo debe proceder de los aplausos, sino de dentro de uno mismo. La palabra clave es aprobación.
Tras su visita a Lhasa, Alexandra regresó a Europa convertida en una auténtica heroína. El Times le dedicó una portada y fue recibida como una celebridad. Pronto se dio cuenta de que el éxito era pasajero y de que necesitaba trabajar para ganarse el sustento. A partir de entonces, se dedicó a escribir desde su retiro en una pequeña casa de la Provenza francesa y a dar conferencias. Su regreso se produce el 10 de mayo de 1925. Por direcciones de arco solar, la Luna estaba en conjunción con Júpiter, Marte hacía un trígono a la Luna natal y Saturno una cuadratura al Sol.
La publicación de sus libros Viaje a Lhasa y Magos y místicos del Tíbet fueron todo un éxito editorial, pero la independencia económica tenía su precio: ya no podía viajar como antes, pero su espíritu aventurero no la abandonó nunca. Poco antes de morir, a punto de cumplir los 101 años, renovó el pasaporte por si le surgía la oportunidad de emprender algún viaje nuevo.
En el momento de su muerte, por direcciones de arco solar, la Luna estaba cuadrando a los nodos. y Saturno opuesto a Venus.
Por direcciones primarias, el Sol está en conjunción exacta con Marte.
Bibliografía:
DURAN, Renata: Cuatro mujeres imprescindibles. Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. A. 2011.
JANSKY, Robert C.: Planetary Patterns. Astro-Analytics Pubs, 1977.
JONES, Marc Edmund. How & Why It Works. Aurora Press, 1993.
MEYER, Michael: Handbook for the Humanistic Astrologer. IUniverse, 2000.
ROCHE, Diana Elaine: The Sabian Symbols: A Screen of Prophecy. Astrology Classics, 2010.
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Recursos
https://www.astro.com/astro-databank/David-Néel,_Alexandra
Fotografía de cabecera: Alexandra-David-Néel-.jpg
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